La piratería no afecta a los contenidos protegidos por derechos de autor del modo que se creía. Así lo demostró la Comisión Europea al ocultar un estudio que había pedido en 2014 a la firma holandesa Ecory por 360.000 euros. Con éste pretendía probar que las ventas de música, libros, películas y videojuegos se veían perjudicadas por las descargas ilegales. Pero la conclusión del informe de 304 páginas presentado en mayo de 2015 no fue la que la Unión Europea (UE) esperaba.